Diversas asociaciones han intentado definir las competencias del coach que son necesarias para el buen desempeño de su labor. El término competencia está muy extendido en el entorno laboral ya que es un predictor del buen rendimiento en el puesto de trabajo.
Los 5 factores o competencias clave que debe tener un buen coach PRL están orientados a convertirlo en un agente e impulsor del cambio. Y son:
Autoconocimiento: es consciente de sí mismo y de sus habilidades, es capaz de observarse y autoanalizarse, aceptar que posee defectos, limitaciones, temores, reglas, juicios preestablecidos que le influirán en la práctica. Es consciente también de que cuenta con un mapa diferente respecto al de su cliente/ colaborador, aspecto que deberá controlar en sus interacciones con él.
Autoconfianza: un coach-PRL deber tener conocimiento y experiencia técnica pero para conseguir los objetivos marcados y superar la resistencia al cambio del cliente/colaborador, también será necesario tener autoconfianza y transmitir los mensajes con seguridad y presencia
La mayoría de nosotros vivimos inmersos en nuestro propio mapa mental y tenemos muchas dificultades para ni tan siquiera ver lo que se sale de ese mapa.
Perspectiva: el coach PRL no debe caer en las redes de su cliente/colaborador, es decir, compartiendo juicios de valor u opiniones subjetivas, así como no debe dejarse llevar por los propios prejuicios. El coach debe procurar tener una visión general de la situación, teniendo en cuenta todas las perspectivas posibles, para poder realizar una evaluación y una devolución más eficiente.
Comunicar: una buena comunicación siempre comienza por una buena escucha. El nivel de escucha del coach no sólo atenderá al mensaje del cliente/colaborador sino que será una escucha mucho más profunda distinguiendo las palabras utilizadas por el cliente, su tono de voz, su ritmo y el lenguaje corporal utilizado (gestos, expresiones, posturas, respiración…), aprendiendo a escuchar las emociones, preocupaciones, creencias, formas de pensar y de expresarse que tiene.
La comunicación del coach con su cliente/colaborador deberá ser siempre una comunicación clara, desde el respeto, utilizando un lenguaje apropiado y con un manejo adecuado de la asertividad, sabiendo elegir los momentos y las estrategias adecuadas.
Inspiración y motivación: ante un cambio, el cliente/colaborador, puede mostrar resistencias. Superarlas puede conllevar una gran dosis de motivación, de impulso. La motivación que el coach genera a través de sus estrategias, en realidad proviene del cliente, de su interior, y el coach deberá ejercer su habilidad para mantener esa fuente de energía encendida hasta el final del proyecto.
Ofrecemos un entrenamiento en el que los participantes adquieren los conocimientos básicos de coaching para aplicarlo en el ámbito personal y profesional de cara a:
• Mejorar su comunicación y persuasión.
• Ser más eficientes en la consecución de sus objetivos personales y profesionales.
• Ganar liderazgo para convertirse en un motor del cambio.
Propuesta de valor añadido: plan de mejora personal (PMP)
Esta herramienta, que se entrega a cada participante al inicio de la formación, recoge toda la información expuesta así como las estrategias entrenadas. Los asistentes irán reflejando en ella las reflexiones, descubrimientos, los ejercicios prácticos que se realicen durante la formación, y al finalizar, se convertirá en un plan de ruta para cada uno de ellos. En el PMP se recogerán las áreas de mejora específicas de cada asistente para conseguir un impacto positivo y relevante en su labor dentro de la PRL.
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