-En el Día Internacional de la Mujer, ¿qué mensaje se quiere enviar y transmitir desde AEPSAL?
El objetivo principal de la prevención de riesgos laborales es proteger a todas las personas trabajadoras de la exposición a aquellas situaciones o actividades laborales que pueden provocar un daño en la salud. A día de hoy, vemos que estamos lejos de conseguir este principio básico.
A pesar de los avances en materia de igualdad con la progresiva incorporación de la mujer al mercado laboral, queda mucho camino por recorrer. En 2017, la Unión Europea instaba a todos los Estados Miembros a realizar acciones para afrontar la desigualdad y discriminación de género, que afecta principalmente a la Salud laboral de las mujeres. Llegamos a 2021 en medio de una crisis mundial sanitaria-económico-social que en España nos ha traído los peores índices de siniestralidad y mayores tasas de absentismo y una “pandemia oculta” derivada del impacto de esta situación en nuestra salud mental. A nivel de género, ha aumentado la precariedad y desigualdad laboral con una clara repercusión en la salud de la mujer trabajadora.
Ante este escenario AEPSAL pensamos que es urgente hacer una prevención global centrada en el trabajador, que tenga en cuenta factores como la edad, el género o la diversidad. Para lo cual necesitamos el compromiso real político e institucional para trabajar juntos por el cambio social.
-En prevención y en salud laboral, ¿qué aportaciones se pueden hacer en torno a la prevención de riesgos laborales desde la perspectiva de género?
Conscientes de la necesidad de cambio, creemos por ello que, por un lado, hemos de dedicar esfuerzos y recursos al estudio e investigación de los riesgos laborales y del impacto de las diferentes condiciones de trabajo a que estás sometidas las mujeres desde una perspectiva de género. En abril 2018, en el XXXIV ENSHPO Meeting-AEPSAL constituimos el grupo “Mujer en el trabajo, elemento de cambio” que elaboró las propuestas de actuación en temas concretos: embarazo y lactancia, conciliación; riesgos psicosociales; el impacto de los riesgos químicos durante la vida laboral; precariedad, temporalidad y brecha salarial; educación. También es necesaria la labor de sensibilización para garantizar la incorporación de la perspectiva de género en la política preventiva de la empresa.
-Recientemente usted participó en el ‘I Congrés Dones en Ciència AMIT-CAT’ con la ponencia “El impacto de la pandemia COVID-19 en la salud laboral de la mujer”. ¿Cuáles fueron las ideas más destacadas de su intervención y sus principales conclusiones?
Tuve la oportunidad de hablar de cómo esta crisis está afectando notablemente a la salud laboral de la mujer y aportar claves para el cambio. En una primera hablé de la situación actual de la salud laboral de mujer científica (que parte de una situación laboral precaria en ocasiones invisible) y tecnóloga (de escasa presencia, y alta carga de trabajo ante la demanda de servicios digitales en pandemia)
Especial hincapié hice en los estereotipos de género, según la OIT, una de las causas más persistentes de desigualdad entre mujeres y hombres que influye en su elección en la educación, la formación y el empleo, la distribución de responsabilidades domésticas, la participación en la vida pública, y representación en puestos de toma de decisiones. Especialmente critica la baja presencia femenina en formaciones técnicas y tecnológicas (en 20 años en ingeniería informática hemos pasado del 30 al 10% de matriculadas, por ejemplo).
Estamos en un momento clave, resurgiendo de una pandemia. No hemos de olvidar que tenemos la gran oportunidad de reconstruir nuestra sociedad sin desigualdades, siendo la ciencia y la tecnología claves en este progreso. Se ha de actuar activamente para para reducir la segregación de género y los desequilibrios entre hombres y mujeres en el mercado laboral.