Todavía en muchos centros de trabajo el empleo de los recursos de la ciencia de la conducta para contribuir a la seguridad del trabajo es escaso. Sin embargo, el importante crecimiento de los conocimientos sobre conducta humana, empleando el método científico, diversos equipos e instrumentos, las neuroimágenes y el análisis de “big data”, debería ser mejor aprovechado en las organizaciones para contribuir a la gestión de la conducta en el trabajo y con ello, a la disminución de incidentes y accidentes del trabajo.
En este documento se sugieren algunas vías de empleo útil y verificable, de los conocimientos y técnicas de la Psicología de la Conducta aplicables a la seguridad del trabajo, probados en nuestra experiencia directa superior a los treinta años y, además, respaldadas por el conocimiento científico disponible.
Antes, se requiere alertar sobre algunos obstáculos que se enuncian aquí, porque dificultan a los profesionales de la prevención, utilizar estos conocimientos para mejorar la seguridad del trabajo. Por ejemplo,
1. Habitualmente, el papel de la psicología suele asociarse solamente a la clínica o a dificultades individuales o a lo sumo grupales. Esta actividad es solo una especialidad de la ciencia de la conducta y no debe emplearse en la empresa.
2. La formación de los especialistas en seguridad no suele incluir, cuando los incluye, conocimientos actualizados sobre conducta humana y seguridad a pesar de la repetida información sobre la elevada responsabilidad de la conducta en los accidentes de trabajo.
3. Otra dificultad añadida resulta de la deficiente formación de los psicólogos en estas materias.
4. El interés de las empresas por un control más eficiente de la accidentalidad, empleando la poco conocida metodología conductual es, por ello mismo, escaso.
5. El acto de fe en la formación. La formación es imprescindible pero insuficiente. Un curso no logra cambios de conducta más allá de un 17% y por aproximadamente un mes y medio a tres meses.
6. La falta en la constancia de propósitos: Deming formuló un modelo de trabajo cuya primera indicación es la constancia de propósitos… para alcanzar un objetivo. El trabajo de la Psicología de Conducta es científico y su objetivo, cambiar el comportamiento, constituye un proceso con tiempos acotados, pero a lo largo de un período.
Algunas lecciones y sugerencias que nos han sido de utilidad en seguridad:
1. Las jefaturas y supervisores deberían distinguir entre la gestión de la conducta y la administración de los recursos. Aunque ambas son tareas importantes hemos observado que, en general, los supervisores tienden a ejecutar mejor las tareas de administración, (orden de la bodega, por ejemplo), pero carecen de las competencias para liderar personas inspirándolas para ejecutar la conducta segura.
2. El trato respetuoso entre supervisor y supervisado. La recomendación para aplicar la psicología a la prevención en este punto es clara: «Procure tratar a los trabajadores como ellos quieren ser tratados». Esta es una queja que hemos escuchado en países americanos y europeos y en más de un idioma.
3. Emplee la empatía como un recurso psicológico útil. Actuar de forma empática es un acto profesional para el supervisor, que requiere formación para ello, paciencia y perseverancia por su parte, pero los resultados observados son óptimos y medibles: puede aumentar la autoestima y la autoprotección entre sus colaboradores, fortalecer la confianza y el sentido de pertenencia a un equipo.
4. Fortalezca la conducta segura, no solo corrija la conducta insegura. La conducta insegura debe ser corregida de inmediato, claro, pero no todo debe reducirse al mero reproche, porque éste no enseña la conducta segura.
5. Observe directamente la conducta de sus colaboradores en el trabajo. Puede llamarle liderazgo visible o como usted desee, pero salga de su ámbito de comodidad, deje los papeles para después y acérquese a su gente. Puede aprender de ellos la mejor ejecución de la conducta segura, entregar retroalimentación (nuestros neurotransmisores aprenden mejor con esta técnica) y reconocer sus esfuerzos seguros.
6. No solo informe, también escuche a los trabajadores y reconozca sus aportes útiles a la seguridad.
Los cambios de conducta son los que pueden cambiar la cultura de seguridad: al revés es aún más difícil. Con la metodología correcta los trabajadores suelen mostrar elevados niveles de autocontrol de su propia conducta frente al riesgo. Y ello hoy se puede medir.
Sin duda, la principal responsabilidad de diseñar y construir ambientes de trabajo seguros está en la ingeniería y la arquitectura. Y es probable que en un futuro cercano la robótica y la inteligencia artificial contribuyan a esta importante tarea. Pero mientras la conducta humana esté directamente al frente, intervenga o se sitúe detrás de estos avances, el supervisor y el especialista en prevención requieren aplicar la Psicología a la Seguridad porque esta es una herramienta que, correctamente empleada, produce resultados precisos, evaluables y observables.