Las mascarillas son un elemento imprescindible para evitar contagios y prevenir la transmisión de la COVID-19. Su uso es obligatorio en el transporte público, en espacios públicos cerrados y en el exterior siempre que no se pueda mantener la distancia de seguridad, aunque el Gobierno se está planteando que su uso sea obligatorio siempre y en cualquier situación. No obstante, seguirán existiendo algunas excepciones como en las playas y en las piscinas o la práctica de algunos deportes. Para los profesionales que se exponen al riesgo de inhalación de partículas infecciosas, las mascarillas autofiltrantes son el equipo de protección individual (EPI) que les ofrece la protección adecuada.
En las mascarillas autofiltrantes pueden verse afectadas sus propiedades por factores tales como la exposición al medio en el que se utilizan, las condiciones y tiempo de uso y los procedimientos de cuidado y mantenimiento a los que se les someta. Asimismo, todos estos factores deben ser tomados en cuenta por parte del fabricante del EPI antes de su puesta en el mercado, para asegurarse de que tanto el producto resulte seguro en las condiciones de uso previstas.
Desde prácticamente el inicio de la crisis de la COVID-19 en Europa y EE UU, junto con las dificultades de suministro de mascarillas autofiltrantes han surgido numerosos estudios que aseguran haber desarrollado métodos que permiten la desinfección de las mascarillas autofiltrantes.
Desde ASEPAL proporcionan una serie de aspectos que se deben tomar en consideración a la hora de establecer un sistema de limpieza y desinfección para mascarillas autofiltrantes.
La limpieza y desinfección del EPI debe hacerse según las indicaciones del fabricante
En el ámbito laboral, la utilización, cuidado y mantenimiento de los EPI deben hacerse según lo establecido por el Real Decreto 773/1997. Según esta disposición, el usuario deberá respetar las condiciones de uso y mantenimiento establecidas por el fabricante. Por lo tanto, si un método de limpieza o desinfección no está explícitamente autorizado para un modelo específico por el fabricante del mismo, el usuario no puede realizarlo.
Antes de que el fabricante pueda recomendar un procedimiento de limpieza o desinfección del equipo, deberá haber comprobado que, durante la vida prevista del EPI, y en sus condiciones de uso previstas, dicho procedimiento no ejerza efectos adversos sobre su eficacia final durante su uso y sobre la seguridad del que la usa, es decir, que el mantenimiento no provoque un efecto adverso sobre su salud.
Por lo tanto, debería descartarse la posibilidad de realizar cualquier tipo de limpieza o desinfección del equipo que no haya sido evaluado y aprobado por el fabricante. De no ser así, no habrá evidencia acerca de las propiedades de protección del EPI, ni de su inocuidad, tras haber realizado la limpieza y desinfección, comprometiéndose así la salud y seguridad del usuario.
Deben respetarse las duraciones máximas de uso de la mascarilla
Las mascarillas autofiltrantes, como todo equipo filtrante, tienen una duración determinada. Superada la vida útil del filtro, la capacidad de la mascarilla para ofrecer protección al usuario frente a los agentes a los que debe hacer frente puede verse seriamente afectada. La duración de un filtro contra partículas es difícil de establecer a priori, pues dependerá de factores tales como el tipo de mascarilla, la concentración de contaminantes en el exterior y el ritmo respiratorio del usuario que la usa (asociado a las condiciones metabólicas de la tarea), etc.
Como ocurre con el resto de las mascarillas autofiltrantes, están diseñadas para ser usadas durante un turno de trabajo como máximo. Éste es el caso de las mascarillas conformes a la norma EN 149:2001+A1:2009 marcadas con el código NR. Cuando se supere este tiempo de uso, o cualquier otra indicación que proporcione el fabricante, la mascarilla debe desecharse.
En esta misma línea, tal y como matizan desde ASEPAL, en el hipotético caso de que un fabricante estableciera un método válido para la desinfección de la mascarilla, no debe olvidarse que, una vez superada la vida útil del filtro, la capacidad de proteger al usuario podría verse afectada, independientemente de que el filtro quedase perfectamente libre de patógenos, o que ni el filtro, ni los sistemas de ajuste de la mascarilla no se viesen afectados por el tratamiento. «Hay que ser conscientes que las mascarillas no duran siempre ni son efectivas de por vida, desde ASEPAL desaconsejamos darles un segundo uso dándoles la vuelta o incumpliendo las recomendaciones explicadas», concluyen.
Finalmente es importante recordar seguir las recomendaciones de las autoridades en el uso de las mascarillas, distancia física y medidas de higiene.
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