La alta laboral progresiva es un mecanismo que gestiona la reincorporación de un trabajador a su puesto de trabajo tras una baja médica. Su objetivo es garantizar una transición adecuada, evitando recaídas o sobreesfuerzos que puedan comprometer la recuperación.
Este modelo es especialmente útil para trabajadores tras enfermedades o accidentes con secuelas temporales que dificultan la vuelta inmediata a su jornada habitual. La idea es que el trabajador regrese a su actividad de manera gradual, adaptando el horario y la carga laboral a sus condiciones de salud.
¿Cómo funciona el alta laboral progresiva?
Con este sistema el trabajador evita una reincorporación brusca y la empresa reduce el riesgo de recaídas, mejorando la productividad. Obviamente, refuerza la prevención de riesgos laborales en un entorno seguro y saludable. Los pasos son los siguientes:
1) Evaluación médica. El médico de atención primaria o el especialista valora la capacidad del trabajador y emite un informe recomendando el alta progresiva.
2) Aprobación de la mutua o la Seguridad Social. En casos de incapacidad temporal, las mutuas colaboradoras o el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) deben aprobar la reincorporación escalonada.
3) Adaptación del puesto. La empresa debe ajustar el horario, las tareas o incluso modificar el entorno laboral si es necesario.
4) Seguimiento médico. Durante el proceso, el trabajador es supervisado periódicamente para evaluar su evolución y determinar si puede reincorporarse completamente.
5) Finalización del proceso. Una vez alcanzada la capacidad total de desempeño, el trabajador recibe el alta definitiva.
¿Cuáles son las enfermedades a las que puede beneficiar el alta progresiva?
Un alta laboral progresiva puede beneficiar a personas que han padecido enfermedades que requieren una reincorporación gradual al trabajo para evitar recaídas o complicaciones. Entre estas afecciones que habían requerido una baja laboral se incluyen trastornos musculoesqueléticos como hernias discales, lumbalgias crónicas o lesiones articulares, donde una repentina carga de trabajo podría agravar el problema. También es útil en enfermedades cardiovasculares, como infartos o cirugías cardíacas, permitiendo una adaptación progresiva al esfuerzo. Asimismo, en trastornos de salud mental como la depresión, la ansiedad o el agotamiento laboral, una reincorporación paulatina ayuda a reducir el estrés y facilita la adaptación sin generar un impacto negativo en la recuperación. Procesos oncológicos y postquirúrgicos también se benefician de este modelo, permitiendo a los pacientes recuperar resistencia física y mental de manera progresiva.
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