No por repetido es menos cierto: hombres y mujeres ocupan en general distintos tipos de trabajos en el mercado laboral. Las mujeres suelen copar los sectores de asistencia, educación y servicios, mientras la franja de población masculina tiene una presencia mayoritaria en el sector industrial. Como es de esperar, esto marca diferencias en cuanto a los riesgos que afrontan hombres y mujeres.
Hombres y mujeres en el mercado laboral: presencia y riesgos
Los hombres constituyen la capa demográfica predominante en el mercado laboral. Pero también ocupan empleos más peligrosos que a menudo conllevan riesgos de sufrir lesiones y siniestros laborales. La cifra muy superior de accidentes de trabajo masculinos respecto a los femeninos obedece al elevado número de hombres que trabajan en puestos inseguros o expuestos.
Los varones sufren mayores tasas de incidencia en todos los sectores respecto a las mujeres. Las actividades en las que los hombres presentan más siniestralidad son, entre otras, la construcción, la minería y la metalurgia.
Por su parte, las mujeres ocupan una porción más pequeña del mercado laboral y en su conjunto trabajan en sectores de peligrosidad reducida. En consecuencia, son menos propensas a sufrir accidentes. Pero padecen una mayor siniestralidad que los hombres en actividades laborales en los sectores de educación, atención sanitaria y limpieza. En este sector conviene destacar que el 95% de las empleadas del hogar son mujeres. Este colectivo ha estado tradicionalmente desprotegido desde el punto de vista de los derechos humanos, al hallarse fuera del entorno del mercado laboral propiamente dicho.
El trabajo a tiempo parcial es más habitual en la franja femenina de la población y suele una actividad precaria, ardua e inalterable. Conviene destacar el acoso sexual y la discriminación entre los riesgos psicosociales que acechan a las mujeres. En el entorno laboral son dos factores de estrés que padecen ellas de forma mayoritaria en comparación con los hombres.
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