AENOR ha otorgado a Argal Alimentación el certificado AENOR en su Protocolo frente al COVID-19 por sus buenas prácticas en la gestión de riesgos derivados del coronavirus, implantadas durante la crisis sanitaria y que implican la puesta en marcha de una batería de medidas encaminadas a proteger a sus trabajadores, asegurando, en todo momento, los altos estándares de calidad y seguridad alimentaria. El protocolo de Argal frente al COVID-19 alcanza a toda la cadena de producción y suministro: desde la entrada de materia prima a las plantas de fabricación, hasta la llegada del producto al cliente.
El Grupo Alimentario, en su compromiso por asegurar la seguridad y salud de sus trabajadores, ha implementado desde el pasado mes de marzo diferentes medidas para proteger a sus profesionales frente al SARS-CoV-2. Se trata de una serie de medidas principalmente de higiene, organizativas, formativas e informativas para minimizar el riesgo de contagio. Con estas medidas — aplicables tanto para el personal de la compañía como para sus proveedores y empresas colaboradoras— Argal quiere dar prioridad a los trabajadores, garantizando su salud y seguridad, además de contribuir con la sociedad a minimizar la expansión del virus.
Ahora, y gracias a este Certificado de Buenas Prácticas contra el COVID-19 impulsado por AENOR, Argal cuenta con un aval externo que respalda que estas medidas llevadas a cabo por la compañía y que forman parte de su Protocolo de Actuación son eficaces frente a los riesgos derivados de esta pandemia, cumpliendo además con las directrices establecidas por el Ministerio de Sanidad en materia de prevención e higiene sobre el COVID-19 para los servicios esenciales.
La metodología elaborada por AENOR supone un abordaje completo de la gestión por las organizaciones de los riesgos derivados del COVID-19, desde la gestión de los riesgos específicos de cada organización hasta la aplicación de protocolos alineados con los mismos. Además, se auditan acciones respecto a la gestión de la salud laboral, buenas prácticas de limpieza, correcto uso de productos químicos, buenas prácticas de higiene del personal, uso de Equipos de Protección Individual (EPI) e incluso, la formación y prácticas de su personal en el entorno privado, como la higiene de sus vehículos personales o el lavado de ropa. Igualmente, se examinan la formación e información hacia los trabajadores y la comunicación con las partes interesadas; así como la gestión de los residuos y medidas organizativas para minimizar riesgos. Todo ello, alineado con los planes de contingencia y continuidad de negocio.
En definitiva, se trata de una certificación que impulsa la confianza entre todos los colectivos y supone un paso más hacia la recuperación económica y social de los efectos de la crisis del coronavirus.
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