Tanto las empresas como los propios empleados deben permanecer atentos a la salud y seguridad en el lugar de trabajo. Para contribuir a lograrlo, aquí te explicamos cuáles son los accidentes y las lesiones más comunes en las oficinas y cómo se pueden prevenir e impedir.
El término accidente laboral probablemente nos sugiera imágenes de trabajadores subidos a un andamio, infraestructuras a medio construir, edificios en obras y entornos profesionales asociados al peligro, como los de un bombero, un minero, un limpiador de ventanas o un gestor de residuos. Pero estos no son los únicos ámbitos en los que un empleado puede sufrir un percance o incidente que afecte a su salud.
De hecho, la oficina más apacible y de aspecto inofensivo puede ser el escenario de uno o varios accidentes de trabajo. Equipos eléctricos defectuosos, muebles en sitios impropios, empleados negligentes y posturas erróneas pueden ocasionar episodios perjudiciales para el bienestar físico y daños personales de diversa consideración.
Accidentes más comunes en las oficinas
1) Lesiones de espalda y cuello
El origen más frecuente de este tipo de lesión es una postura inadecuada mantenida durante toda la jornada laboral. En la era digital los numerosos trabajadores que usan un ordenador pasan largas horas sentados en una mesa tecleando, a menudo sentados de manera dañina para la columna vertebral.
La posición idónea sobre una silla es ocupando toda la superficie horizontal, no solo la mitad o un extremo. Las piernas deben formar un ángulo recto, con la planta de los pies sobre el suelo, ajustando la altura del asiento si fuera necesario. La espalda y el cuello han de estar paralelos al respaldo, no inclinados hacia delante ni hacia los lados. Los brazos deben quedar encima de los apoyabrazos del asiento, de manera que las manos lleguen holgadamente a la mesa.
2) Caídas
Uno de cada cuatro accidentes en oficinas es una caída, por lo general debida a un tropiezo, un resbalón sobre algún líquido derramado o un golpe contra un objeto u otra persona. La escalera es uno de los objetos más peligrosos en un espacio laboral, tanto en su modalidad arquitectónica fija como las de tipo portátil o manual. Provocan en torno a 5.000 accidentes al año y uno de cada 10 suele terminar en incapacidad. Para prevenir las caídas se aconseja el orden, la profesionalización y la atención en el lugar de trabajo.
3) Incidentes eléctricos
En una oficina es usual trabajar rodeado de instalaciones, enchufes y cables. Según indica la Estadística de Accidentes de Trabajo del Ministerio de Trabajo de España, en 2022 hubo 935 accidentes laborales relacionados con la electricidad. Es decir, en nuestro país hay una media anual de 2,6 trabajadores electrocutados cada día, en accidentes de diversa gravedad. Los expertos recomiendan no manejar jamás los artilugios eléctricos con las manos húmedas y siempre desenchufar para limpiar, pero sin tirar nunca directamente del cable.
4) Problemas de visión
La pérdida de vista y la fatiga ocular pueden deberse al exceso de horas ante una pantalla de ordenador, a una iluminación escasa y a la ausencia de pausas para descansar los ojos durante la jornada laboral. Para evitar estos incidentes se recomienda comprobar que los niveles de luz son adecuados en el espacio de trabajo, con interrupciones para que los empleados hagan breves ejercicios oculares y parpadeos.
5) Cortes y pinchazos
En las oficinas son clásicos los objetos afilados, desde las tijeras hasta los cutters, pasando por algún cuchillo que se usa para cortar las típicas tartas de cumpleaños que llevan los propios empleados de cuando en cuando. Por ello, hay que emplearlos con prudencia y tenerlos a buen recaudo en lugares apartados del resto de la actividad del espacio laboral.
El papel de la ergonomía en la salud laboral
El tipo de labor que se desarrolla en una oficina no conlleva actividades que representen un riesgo específico para el empleado, pero sí conviene tener en cuenta determinadas amenazas potenciales para la salud. A fin de prevenir lesiones físicas y problemas médicos, el puesto de trabajo debería apoyarse en un diseño focalizado del perfil profesional. Los aspectos que han de valorarse son: la clase de labor que se realiza, cruzada con características personales como edad, sexo, capacidad visual, facultades físicas. Es imprescindible configurar una ergonomía particular para cada caso, valorando los rasgos anatómicos de cada individuo.
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