Con la llegada del verano y el calor son muchos los que aprovechan para tomarse unas merecidas vacaciones. Sin embargo, abundan los trabajadores que no solo no descansan en verano, sino que deben continuar trabajando pese a las altas temperaturas. Esta situación puede ser un desafío, ya que con frecuencia la productividad laboral disminuye debido a la fatiga o la astenia veraniega.
Síntomas de la fatiga veraniega
La fatiga veraniega afecta especialmente a aquellas personas que tienen dificultades para conciliar el sueño. Además, el calor elevado e ininterrumpido puede afectar a la capacidad de hacer frente a la jornada de trabajo, provocando un cansancio constante y una falta de rendimiento.
Por esto mismo, es importante conocerse y cuidarse uno mismo, ya que la sensación de cansancio físico y mental puede llegar a afectar tanto física como psicológicamente. Conviene saber cuando parar a tomarse un pequeño descanso ‘saludable’. Para esto es crucial detectar los síntomas de la fatiga y leer las señales que nuestro cuerpo nos envía, como la ansiedad o el estrés, la pérdida del interés e incluso las alteraciones en el estado de ánimo.
Cómo prevenir la fatiga laboral
- Evitar los sobreesfuerzos de la plantilla, buscando el bienestar de los trabajadores y cuidando el clima laboral
- Analizar la cultura de empresa, teniendo en cuenta las posibles malas prácticas por exceso de tareas
- Localizar los motivos del desgaste, revisando el volumen de trabajo, el reparto de actividades y la logística corporativa, sin olvidar una posible mala comunicación interna.
- Saber interpretar las variaciones en la conducta y en el lenguaje no verbal, tales como gestos y expresiones atípicos, descensos de rendimiento o actitudes de falta de concentración.
Consejos para evitar el cansancio
Uno de los modos de evitar esta fatiga veraniega es prestando especial atención a la alimentación. Por este motivo, los expertos en nutrición ofrecen varios consejos que aminoran el agotamiento:
- Aumentar el consumo de frutas y verduras: se trata de alimentos ricos en vitaminas, minerales y antioxidantes que proporcionan energía. Cuantos más colores haya en el plato, más nutrientes se obtendrán.
- No saltarse comidas: esto puede llevar a una disminución de nuestros niveles de energía. Es importante que haya tres comidas principales al día.
- Controlar las porciones: un exceso de comida podría provocar pesadez y sensación de cansancio. Regular las porciones fundamental, utilizando platos más pequeños y comiendo más despacio.
- Beber suficiente agua: para evitar la deshidratación y la sensación de fatiga que produce es esencial beber agua, evitando el consumo de bebidas azucaradas y alcohólicas.
- Limitar los alimentos procesados y azucares refinados: debido a sus bajos niveles de nutrientes, es importante evitar alimentos procesados y azucares refinados. Mejor optar por alimentos frescos y naturales, siempre que sea posible.
Por supuesto, cada persona y cada cuerpo es distinto, por lo que conviene adaptar estos consejos a uno mismo cuando se pongan en práctica.
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