Los diferentes indicadores sobre el trabajo en la región reflejan que esta pasa por un buen momento, pero persisten importantes desafíos en seguridad social y salud laboral.
Con un crecimiento del PIB (3,1%) mayor que el registrado mundialmente (2,2%), y tasas que reflejan una disminución del desempleo, un aumento de los salarios reales y una expansión del trabajo formal, Latinoamérica parece avanzar a paso firme hacia el desarrollo.
No obstante, la región cuenta con numerosos desafíos pendientes, principalmente en materia de cobertura de seguridad social, donde su alcance varía considerablemente entre los distintos países que la componen. Un tema no menor al enfrentarnos al desafío de la seguridad y salud en el trabajo en una región donde la población económicamente activa supera los 200 millones de habitantes.
Según la Organización Iberoamericana de Seguridad Social (OISS), en América Latina ocurren 30 millones de accidentes del trabajo al año, de los cuales 240 mil son fatales (incluidas las enfermedades relacionadas con el empleo). Las cifras son aún más alarmantes si se consideran los altos índices de economía informal de la región -que se estima en más de la mitad de la población trabajadora-, y que solo se declaran entre un 20 y un 25% de los accidentes. La tasa de notificación es aún menor en el caso de las enfermedades profesionales, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se ubica entre el 1 y el 5%.
Pioneros en el contexto latinoamericano
Arturo Cares, subgerente de Prevención de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS).
A partir de la Ley 16.744 de 1968, se crea en Chile el seguro social obligatorio contra riesgos de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales. “Una ley absolutamente visionaria para la época, donde se perfecciona un sistema dándole mucho énfasis en materia de prevención”, sostiene Arturo Cares, subgerente de Prevención de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), la principal mutualidad administradora de dicho seguro en el país. Cares atribuye a este cuerpo legal la caída sostenida de las tasas de accidentabilidad, desde un 25% en la década del 70 hasta un 5% en la actualidad.
“Esta estructura legal, que ha planteado un sistema no solamente reparatorio, sino que también preventivo, ha sido una herramienta importante para que Chile avance en materia de seguridad laboral, fenómeno que en otros países de la región ha sido mucho más tardío”, agrega.
Según el ingeniero civil y experto en prevención de riesgos, el modelo de seguridad y salud laboral instalado hace más de 40 años es en gran parte responsable de la estabilidad que experimenta nuestro país en la región, reconocido por su crecimiento sostenido y por alcanzar condiciones cercanas al pleno empleo.
Sin embargo, Cares es cauteloso al referirse a la primacía que en materia de seguridad laboral pudiese tener nuestro país en América Latina. Si bien Chile ha sido pionero en muchos temas de seguridad en la región, “más allá de un tema de liderazgo, lo importante es cómo somos capaces de generar una cultura preventiva en nuestro país”, añade.
“Nosotros llevamos 55 años instalando cultura preventiva, frente a países como Argentina, Colombia, Perú, Panamá o Brasil, que han tenido durante mucho tiempo sistemas de administración pública y que entregan servicios esencialmente curativos. Si bien Chile asesoró a gobiernos como el colombiano o el argentino en la implementación de sus sistemas de seguridad social en material laboral -quienes a su vez los ajustaron a sus propias realidades-, nosotros somos los que nos vimos enfrentados el 2010 al accidente de la mina San José”.
“Estamos hablando de 33 mineros que pudieron haber fallecido en una actividad económica que es líder en materia de seguridad y salud del trabajo en el país. Ese hecho nos obligó a cuestionarnos, a ser autoexigentes y a centrar la comparación en nosotros mismos”, destaca el subgerente de prevención de riesgos de la ACHS.
La seguridad como un valor
Chile tiene uno de los niveles de cobertura en seguridad más altos de Latinoamérica, y su tasa de accidentabilidad es comparable con la de países desarrollados. Sin duda, parte importante del éxito del sistema de seguridad laboral está dado por la regulación laboral que posee el país. “Las regulaciones tienen impacto en nuestra seguridad laboral y en el acceso de las personas a protección. Al tener una estructura legal importante, deja pocos espacios para no usar este sistema”, reconoce el directivo.
La ACHS ha concentrado su esfuerzo en la generación de una cultura preventiva que permita a las empresas reconocer a la seguridad como un valor importante dentro de la organización. Es a partir de esa idea central, que este organismo ha tomado la decisión estratégica de fijar como meta para el 2014 una tasa de accidentabilidad de un 4%, destinando para ello importantes esfuerzos humanos y financieros.