¿Por qué llamamos mobbing al acoso laboral? Todos hemos oído la palabra mobbing, que repetimos a menudo sin saber bien exactamente qué quiere decir. En España también se le llama erróneamente ‘moobing’, pronunciado ‘mubin’, lo que añade a la confusión o desinformación sobre esta palabra inglesa que en los países hispanohablantes se usa como sinónimo de ‘acoso laboral’.
¿Qué es lo correcto: ‘mobbing’ o acoso laboral?
El vocablo inglés se usa para describir una situación de hostigamiento por parte de un grupo contra un individuo, en cualquier entorno colectivo.
Los ámbitos donde puede darse son la familia, el trabajo, el colegio, el instituto, la universidad, un barrio, una comunidad digital, un partido político y cualquier tipo de asociación (religiosa, vecinal, terapia de grupo, etc.). El diccionario DRAE de la Real Academia Española no lo acepta y recomienda usar la expresión ‘acoso laboral’.
¿De dónde viene la palabra?
Literalmente, la palabra mob quiere decir ‘multitud, masa, turba, gentío’. Con esa terminación -ing conocida en el mundo entero, el gerundio expresa una acción continua.
En su ensayo Sobre la agresión (1966) el zoólogo Konrad Lorenz describía varios casos de acoso grupal entre animales, atribuyéndolo al instinto de supervivencia. En su opinión, la mayoría de los seres humanos tienen impulsos similares, pero son capaces de controlarlos de un modo racional. La elección del sustantivo mob (multitud en inglés) enfatiza el aspecto colectivo del ataque. El científico austríaco recibió en 1973 el Premio Nobel por sus «descubrimientos en patrones de comportamiento individual y social», así que su conocimiento del tema parece fuera de toda duda.
Acoso colegial o universitario
Se usa para definir el hostigamiento grupal contra alumnos en cualquier contexto educativo. Sucede aprovechando la jerarquía imprescindible para mantener el orden en un centros de educación primaria, secundaria o superior. La posición de cada cual en esta ‘pirámide de la docencia’ se ha definido como un desequilibrio en el escalafón del poder. La iniciativa suele ser individual, pero es frecuente que se convierta en un comportamiento colectivo, por la psicología de masas que produce un ‘contagio social’.
Acoso académico
Define el hostigamiento colectivo en el contexto del profesorado en un centro educativo, desde un colegio o instituto hasta un internado o universidad. Según Kenneth Westhues, autor canadiense especialista en el acoso laboral en los ámbitos académicos, la vulnerabilidad percibida por los grupos acosadores se centraba en factores muy distintos entre sí. Entre ellos destacan la procedencia extranjera; el género identitario; la reciente politización de materias como la filosofía, la sociología y la literatura; las diferencias de sueldo; los contrastes religiosos; y la envidia irracional.
Ciberacoso
El acoso digital o cibernético se distingue del acoso grupal o mobbing porque puede ser individual, pero tiene un alcance potencial mucho mayor, dada la capacidad de multiplicación exponencial que le pueden dar las redes sociales. De hecho, dada la capacidad mimética de las redes, un ciberacoso individual puede convertirse en grupal en cuestión de horas. Pero ¿qué es el ciberacoso? Consiste en el uso de teléfonos móviles, mensajería instantánea, correos electrónicos o redes sociales (como Instagram, TikTok, Facebook, Twitter, WhatsApp) para hostigar, amenazar o intimidar a una persona. La información empleada para amedrentar a la víctima suele ser personal y con frecuencia es falsa. El término apenas tiene tres décadas de antigüedad, pero dada la velocidad de la digitalización mundial, desde 2010 está tipificado como delito en el Código Penal español, que contempla penas de cárcel en casos de gravedad.
Acoso laboral
La periodista británica Andrea Adams, una de las primeras personas en estudiar el fenómeno, lo caracterizaba (en ensayos y artículos publicados en 1992) como una modalidad singular de intimidación, a menudo poco evidente o difícil de precisar. Mediante insinuaciones, rumores y comentarios públicos, el comportamiento grupal irrespetuoso y dañino crea un ambiente laboral hostil.
¿Ha disminuido el acoso laboral con el aumento del teletrabajo?
Las ventajas del trabajo a distancia son evidentes: mayor libertad, eliminación del transporte, mejor calidad de las relaciones familiares y menos tiempo perdido en reuniones laborales. Pero al parecer se podría adjudicar al trabajo remoto un éxito que todavía no se ha estudiado por tratarse de un hecho novedoso. Los departamentos de recursos humanos reciben menos quejas y denuncias por conflictos de acoso sexual, hostigamiento e intimidación en la oficina. Esto habría empezado a suceder recientemente, gracias a la incorporación del teletrabajo a la rutina empresarial durante la pospandemia. Según escribe Peggy Noonan en Wall Street Journal, el trabajo remoto libera al empleado de la oficina considerada como un campo de batalla. Un informe de Max Woolf para MyPerfectResume señala que «el teletrabajo ha reducido la problemática del acoso laboral«, según indican un 54 por ciento de los encuestados sobre el tema, es decir, más de la mitad.
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